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Escuelas al aire libre: salud y educación unidas

La dicotomía entre educación o salud no es nueva. Parece que en muchas ocasiones debemos elegir un bando en detrimento del otro, parece a veces que tengan intereses diferentes pero quizás es nuestra mirada cartesiana que separa y clasifica en compartimentos independientes como la mente del cuerpo o la salud de la educación. Mi formación en psicología sanitaria a la vez que en psicopedagogía quizás me lleva a no ver los límites tan claros y tener una imagen de los seres humanos mucho más integral e integrada.



Poner a la salud, en principio física, como prioridad nos lleva a mirar los espacios escolares con un nuevo prisma donde se resaltan los elementos tradicionales más extendidos como los espacios cerrados mal ventilados y abarrotados de niños o la limitación de ejercicio físico que no son beneficiosos para la salud y se abre las puertas a nuevas ideas que puedan asegurar que la escuela se convierta en un lugar profiláctico en vez de un vector de contagio.

Un poco de historia…

Esta idea de cuidar conjuntamente de la educación y la salud de los niños no es nueva. Al principio del siglo XX, surgieron las primeras escuelas al aire libre cuya finalidad era mejorar la salud de niños y niños en principio débiles y enfermizos normalmente de clases populares. Se consideraba que con los cuidados de la escuela en contacto permanente con sol y el aire fresco de bosques o campos, con higiene diaria, con una alimentación adecuada, promoción del movimiento se ofrecía un tratamiento preventivo para la salud de esos pequeños evitando futuras enfermedades mientras seguían al curso de sus aprendizajes y socialización.

La idea en el primer Congreso Español de Higiene Escolar, celebrado en 1912, era la creación de esas escuelas para niños con predisposición a ciertas enfermedades que tenían que situarse » en bosques, montañas, cercanías de manantiales minero-medicinales, o por lo menos al aire libre» (Ruiz y Palacio, 1999).

El movimiento, como muchos otros que comienzan con las necesidades espaciales de un grupo se extendió como una opción positiva para cualquier tipo de niño o niña. Se considera que el primer ejemplo lo tenemos con la escuela la de Charlottenburg (Alemania) y posteriormente, aparecieron otros referentes en Inglaterra como el Open A ir School, y en Francia.

En España muchos citan como primer referente la escuela Ave María del Padre Majón en Granada, pero sin duda el precedente más conocido y con influencia actual fue la Escuela de Bosque de Montjuich de Rosa Sensat fundada en 1914, que sigue siendo un referente válido para las aulas de la naturaleza y una asociación que sigue formando y defendiendo los principios de este modelo. Actualmente, encontramos cada vez más proyectos y experiencias interesantes que hacen de la naturaleza el ambiente perfecto para el desarrollo y aprendizaje infantil como el Centro Bosquescuela en Cerceda que es un proyecto con la Asociación de Félix Rodriguez de la Fuente o el grupo Saltamontes así como, proyectos que promueven este tipo de escuelas como la asociación EDNA de educación en la naturaleza.

Una oportunidad para la pedagogía activa

La ubicación y características de estas escuelas situadas en entornos naturales ricos y con flexibilidad de tiempos y ritmos, generan un marco ideal para acercar el aprendizaje de las ciencias naturales en el currículum de manera vivencial. Pero también se puede aprender lengua y matemáticas a través de situaciones significativas como conocer el nombre y los usos de las plantas o construir una cabaña que requiere cortar y unir palos con diferentes tamaños... Aprender en la naturaleza permite superar los enfoques tradicionales, transcendiendo el concepto de aula como único espacio de aprendizaje y la clase magistral con niños sentados como método principal.

Estos modelos de escuela apuestan por los principios de la escuela activa, por el famoso learning by doing, por aprender a través de la experiencial real, con recursos didácticos del propio entorno natural, donde se invita a los niños a la observación y la investigación de sus vivencias y se entiende el juego libre, la curiosidad innata como motores de aprendizaje. Un espacio donde se integra el movimiento como base esencial de desarrollo integral y se aprende de la realidad del mundo natural y sus elementos.

Cada proyecto tiene una estructura diferente en la organización de sus tiempos y espacios, pero en todos se suelen incluir algunas rutinas de entrada y despedida como asambleas o tiempo de canciones o cuentos, los tiempos de comer almuerzos o comidas, las caminatas o paseos, y tiempos de juego libre y algún tiempo más estructurado en forma de clase, taller o actividad grupal. Os dejo aquí un enlace de un minireportaje de la Bosquescuela de Cerceda

¿Es una opción viable?

Actualmente, estamos en pleno debate sobre como debería ser la vuelta en septiembre. Parece que hay consenso en que hay que tomar medidas pero como siempre depende de cuál es tu visión de la educación y de la salud apostaremos por unas o por otras. Si entendemos la educación y la salud como procesos más integrales que abarcan múltiples factores interrelacionados quizás la mejor opción unirlas y generar sinergias donde la una ayude a la otra.


Evidentemente, habría que analizar la situación y los recursos de cada centro escolar, de cada barrio y municipio para poder hacer un plan viable a gran escala. Pero estamos viendo que la voluntad política y la conciencia social puede parar el mundo, o reinventarlo, en poco tiempo, así que quizás esta no sea una propuesta descabellada.

Aceptando que no hay una única receta y cada realidad es diferente, quizás es demasiado ambicioso y precipitado transformar los centros en este tipo de escuelas, pero aunque no se adapte el modelo entero, quizás se pueden recoger ideas de estos modelos que nos sirvan de faro. Y así, en vez de crear barracones, destrozando huertos escolares, se puede contemplar la posibilidad de crear ambientes de aprendizaje en otros espacios de un cole, más allá de las aulas, como el patio o la cocina y el comedor y realizar de manera regular salidas escolares con grupos flexibles para aprender en diferentes entornos naturales que ofrezca el municipio.

Rosa Sensat «la Naturaleza es el ambiente más adecuado a la normal evolución del niño, asegurando el derecho que éste tiene al aire puro, a la luz del sol, al agua, al ejercicio físico y a la libertad y alegría» (Sensat, 1921 en Bernal 2000)


Marta Martínez Lledó

Bibliografía Ruiz, C, . y Palacios, I. (1999). Higienismo, educación ambiental y previsión escolar. Valencia: Universitat de Valéncia. Bernal, J.M. (2000). De las escuelas al aire libre a las escuelas en la naturaleza. Universidad de Murcia



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